A los cincuenta y dos

Se llegó la fecha y nos programamos de nuevo a una rodada para festajar la vida. Ahora fueron cincuenta y dos.

Y como se ha hecho una chida tradición, aplicamos la rodada de los 52kms (esta vez nos pasamos un poco, pero no… no es crédito para el año que viene).

Esta vez me acompañaron el buen Roberrr, el Chuy, el Luis y el George… fuimos un buen quinteto y nos aventamos una ruta original, en el sentido que nunca la habíamos rodado igual, aunque si la hayamos hecho varias veces en parte o en un sentido diferente.

Son los regalos y las enseñanzas que nos da la bicicleta en la montaña: Puede ser el mismo camino, pero nunca será igual!

Y a la par de retazo de sabiduría anterior me llegaron varias enseñanzas, varios regalos, varias resignificaciones, varias bocanadas de oxígeno para el espíritu!

Pero no fueron letreros que fueran apareciendo a un lado del camino o pancartas que se quedan inmóviles y se tiran luego de un mitín… fueron momentos, sentimientos y recuerdos que se entremezclaban con el aroma del camino, con el calor del sol que caía a plomo en momentos, o se combinaban con una ráfaga de viento que nos sorprendía en un recodo del sendero.

Ví mi vida desdoblándose sobre el mismo camino mientras iba avanzando por él. Venía trayendo las experiencias vividas en mi adolescencia, en mi niñez, con mi hermano y con mi hermana. Me recordé rodando una bici bmx negra en un lote baldío que hoy no existe (hoy es el archivo municipal de Guadalajara) y como luego de una rampa conocí el sabor de la tierra. Ese mismo sabor que luego probé en otra rodada, muchos años después, con otros amigos.

Recordé a mi querido San Luis Potosí y a  los grandes amigos que siguen por allá rodando bajo ese inclemente sol ,pero ese imparable viento, que hacen una combinación mágica en esas tierras que parecen secas pero en donde  encontré tanta vida y tanta amistad que espero volver algún día por allá. Me acordé de como llegabamos a compartir la única sombra disponible, cuando nosotros 5 nos detuvimos bajo un mezquite, a plena mitad de la polvosa terracería.

Y así también en la vida, como sin importar las diferencias, las esperas o adelantos siempre necesitamos un cobijo durante un momento y es bueno tenerlo compartiendo con otros buenos amigos y compañeros de ruta…

Luego dimos varias vueltas y nos encontrámos de vuelta a la entrada de mi bosque,

Ahora por su lado sur. Nos aprestamos a internarnos de nuevo en la vereda que luego se convertiría en el siempre amigo… “Salsipuedes” y luego la porlongación Mariano Otero. Pero para eso todavía faltaba algún rato, así que cerca de la llamada puerta verde nos detuvimos a deleitarnos con las últimas viandas y hacernos a la idea de agarrar ritmo, y piano, piano, ir pedaleada tras pedaleada de nuevo trepando a través de la terracería y a la luz de un sol abrasador hacer voluntad y no deternos ya para no perder el “vuelito” que nuestras propias piernas sacaban de las últimas fuerzas que nos quedaban.

Así mi vida, los años pasados han sido “Salsipuedes”, han sido tramos a pleno sol y deshidratándome a cada paso, han sido grandes subidas que casi me abaten, pero al final le seguimos, “en pedales” y “pa’delante”, ha habido adrenalíticas bajadas, deleites en el fresco de un bosque, momentos de compartir con los vienen junto a uno y otros instantes en los que solo vamos y nos toca sacar agua de piedras para tanto disfrutar como para superar.

Al final de esta rodada, pude sonreír y de corazón agradecer a mis compañeros de esta ocasión, al George, de los nuevos (bueno, si casi 5 años vale como nuevo) amigos, al Chuy, con algunos años más compartiendo en la chamba y fuera de ella, al Luis prueba de que los amigos re-encontrados son más que valiosos, y el Roberrr, compartiendo desde que sin querer decidimos armar uno de los mejores grupos de ciclismo que ha rodado por estos bosques.

Y bueno, no queda más que seguir empeñándonos, que la vida en algún momento se termina, pero nos toca mientras estamos en ella sacarle lo mejor que podamos, y a mí me tocó la bendición de poder hacerlo con esta gran herramienta de vida que es la bicicleta!

Así que, cincuenta y tres, ahí te voy!!!!

Ro

6 thoughts on “A los cincuenta y dos

  1. Perfecto Mi Estimadisimo Royer Bike, pues primero y antes que nada un gran abrazo por esos 52 cumplidos. La vida se hace de momentos y que padre que en alguno de esos momentos tus amigos bicicleteros seamos parte de tu vida y de tu historia que es un gusto leer y casi casi que escuchar tu voz, cuando te leemos.
    Un gustazo Mi Royer, Y a seguir rodando y a seguir disfrutando de cada kilómetro y de cada día de vida. Va otro abrazo, ahora más fuerte que el otro y con mucho aprecio…
    Desde por estos lares tan agrestes del semidesierto potosino. De parte del Moi…

    1. Que gusto recibir tus abrazos mi estimado Moi! Pues si, aquí seguimos con el gusto y aprovechando la oportunidad de rodar y rodar y más que nada poder compartirlo con tantos amigos que uno va conociendo en el camino. Te deseo lo mejor por allá y espero volver a compartir alguna ruta de mi agreste SLP pronto!

  2. Que Chido Post mi Ro, como ya vi que e la pasaste muy bien, no queda mas que agradecer a la vida por haberte puesto en nuestro camino y si Dios quiere seguirás con esa bella tradición, que vengan los 53, un abrazo

    1. Hola estimado Fer, gracias de regreso y con mucho cariño. Esta no la compartimos pero queda pendiente para los 53 y claro, espero antes que no podamos encontrar y compartir alguna buena rodada…Saludos!

Responder a Ro Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *