En el camino

Uno puede ir o venir, arrancar o detenerse, subir o bajar, la meta no necesita ser mencionada, detallada, definida, porque para cada uno el logro se mide de manera diferente, cada uno de nosotros tenemos nuestra meta. La magia esta en poder aprovechar lo que tenemos ante nosotros y obtener la enseñanza que la vida nos esta ofreciendo a cada paso, a cada pedaleada, a cada curva del camino.

Han habido varias rodadas desde que pase por aquí la última vez, muchas vistas, muchos logros, varios atascos, frustaciones pero triunfos también. Creo que al final, mis palabras pueden estar de sobra o más bien, al igual que con el ejercicio, ante mi falta de práctica en la escritura, necesito de nuevo empezar poco a poco, frase a frase, acomodando mis palabras, y para esto, me voy a apoyar de las imágenes que capté a través de la lente… que  no siempre no captan lo que mi memoria hoy permea en mi alma…
Un camino un tanto escondido en un paraje muy conocido, ahí por mi bosque, una rodada que me llevó a disfrutar en compañía de mi compañera, descubriendo sencillas veredas que nos regalaron sonrisas. Simplemente ahora que veo de nuevo la imagen, sonrío y siento la brisa aquí en la sombra, y siento el calor del sol cuando pasamos de una sombra a otra, y el aroma, aaah! sabroso aroma real a pino y yerba húmeda…

 Otro día, otra ruta, pero esa misma sensación de libertad. De inocente curiosidad por rodar en las brechas de una ruta que si bien ya he rodado, y casi me la sé “a ciegas”… la disfruté como la primera vez, descubriéndola de nuevo y tratando de grabarme cada grieta, cada bordo, cada piedra suelta, cada rama, cada sombra, cada brinco de mi bici… y disfrutando también el encontrarme con colegas con los que cruzaba mi camino, sintiendo que somos miembros del mismo equipo, que tenemos la meta de simplemente disfrutar, aprovechar y cuidar este bosque que se nos entrega a cada mañana, a cada momento ofrece su belleza pero pide nuestro respecto, nuestra atención y consideración. Nuestra fuerza para sortear la ruta al igual que para defenderlo de nosotros mismos.

En otro momento, en otra rodada, con otros compañeros de ruta, descubriendo de nuevo los rincones de los bosques que rodean al pueblo de Tapalpa… subiendo por la ruta que nos llevó a la “Piedra bola”, y luego de encontrarnos con otro amigo que ya estaba disfrutando de este bosque nos regalamos algunos minutos, para relajarnos, sentarnos y disfrutar de una fresca mañana, sólo preparada para nosotros que nos dimos a la tarea de superarnos un poco este día y llegar a dónde sólo unos pocos lograron llegar esta vez…

Y aquí otra vereda, un enlace entre caminos, un paso entre pasos, de una ruta a otra, así como vamos de una etapa de nuestra vida a la otra, a veces, nos toca aventurarnos por una brecha que ni siquiera sabíamos que estaba ahí. Simplemente iba rodando por ahí y viendo la vereda, dije: Por qué no? Vamos probando y viendo como nos va por aquí, al fin sé para dónde voy, ahora vamos a llegar por otro lado y podremos descubrir un nuevo color, sabor, olor…

Así ha sido últimamente en la ruta, en las rutas..

Y aquí vamos, probando y disfrutando lo que esta aquí esperando por nostros…

A rodar!!!

Ro