Nevado parte uno

Ya vamos subiendo, vimos el picacho cuando aún veníamos por la carretera y ahora se esconde detrás de su corte de colinas y cerros que lo circundan. Nuestra meta no se ve con nuestros ojos, la tenemos grabada en cada núcleo de nuestras células. A lo largo de cada uno de nuestros músculos, en cada ligamento que se estira y se contrae mientras vamos dejando atrás la paradójica primera bajada hacia la cima del Nevado. Así nos sucede en la vida también, tenemos una meta a la cual queremos llegar pero en cierto momento la perdemos de vista. No debería ser esto razón suficiente para rendirnos. Bastaría con recordar ese reto que nos hemos marcado. Ser conscientes de que ahí esta y que el camino, aunque a veces parezca cuesta abajo o cuesta arriba únicamente, no se circunscribe a un simple recodo. Van a haber bajadas y subidas, curvas y rectas, llanos pintorescos y trepadas agrestes. De esto se trata vivir…

De esto se trata rodar, de seguir impulsándonos a nosotros mismos y a nuestra montura. Es un esfuerzo de los dos, de la bicicleta y del ciclista. No es “sólo el monito” o “sólo la máquina”. Es un secreto que esta a la vista de todos los que nos aventuramos en estas lides. Y para darnos cuenta de esto simplemente tenemos que dejar atrás ideas preconcebidas, problemas que no lo son tanto cuando te montas en la bici. Deja a un lado ese pleito con tu vecino, con tu gerente, con tu cliente, con tu familiar. Porque eres más que eso, y aquí, en el sendero, en la brecha, en la calle puedes darte cuenta que los problemas, como el tiempo, son invenciones del hombre que tenemos para hacer difícil algo que no debería de serlo. Venimos a descubrirnos, y al hacerlo, nos damos cuenta que estamos aquí en este destello de la eternidad para aprovechar la vida que se nos presta, para compartir lo mejor que tenemos de nosotros y para pedir apoyo a los que como nosotros cruzamos el camino en un momento dado, buscando eso, disfrutar un buen momento, gozando de lo que tenemos, pero sobre todo de lo que somos, unos con más o con menos, de acuerdo a lo que nos ha tocado aprender mientras rodamos por aquí.

Seguimos subiendo, ahora vamos mas separados los unos de los otros, voy yo rodando forzosamente, más de lo que hubiera esperado me esta costando esta vez. Voy alcanzando a algún compañero que esta descansando a la vera del camino, también recuperando energía. Voy escuchando como alguien más viene alcanzándome y al pasar junto a mí me regala un “ánimo”, “ahí vamos”. Sigo pedaleando, sigo concentrado en mi respiración y en los obstáculos del camino. Sin dejar de aprovechar una que otra abertura entre las ramas de los árboles a mi izquierda o derecha para ver a lo lejos, cada vez más abajo el valle lejano, con manchones de árboles y de sembradíos. Y me detengo unos segundos, simplemente para retomar un poco mi ritmo cardíaco y continuar a pie, empujando o jalando a mi rila, somos dos, no lo olviden, me lleva ella, la llevo yo.

Van pasando los minutos y mi trepada continua, hasta que llego al mirador, una parada estratégicamente localizada como a la mitad del camino. Nos regala un panorama incomparable, inenarrable, majestuoso que nos invita a descansar, a tomar fuerza ante la promesa de aún más belleza por venir mientras más arriba vayamos llegando. Aquí me encuentro con muchos otros de los que arrancamos hace un par de horas, pareciera que fue hace muchos kilómetros nuestro inicio, pero son solamente como 12 kilómetros.

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Quién dijera que los que hace dos horas nunca nos habíamos visto, aquí llegando nos hablamos como buenos amigos. Esto es lo que da el compartir un reto común, un esfuerzo fuera de la rutina, y sabernos dignos de platicar uno con el otro simplemente porque hemos demostrado que nos merecemos el respeto del otro, por estar aquí y animarnos a dejar ver lo que somos, lo que creemos y de lo que estamos orgullosos.DSCF8509

Cuánto podríamos cambiar este pequeño rincón de este remoto planeta en un brazo de una cercana galaxia, si pudiéramos hacer esto más seguido no? Quizás no únicamente mientras montamos en nuestras bicis, sino en el andar cotidiano, en el día a día pues, como dicen. Siendo más conscientes de que compartimos una misma meta, que no es llegar a tener más, sino a disfrutar lo que hay, compartir y cuidar para los que estamos dejando atrás.

IMG_20160124_120913Continuo la trepada y me voy dando cuenta que mi meta esta quedando lejos, no es la mejor rodada al Nevado para mí, algo me falta, algo me sobra… pero el mensaje aquí es descubrir que si bien mi meta inicial no parece que pueda alcanzarla, he de continuar y convertir mi rodar en una nueva meta, que cada pedaleo que voy logrando sea mi nuevo triunfo el día de hoy. Hasta que en una curva, ante ese manantial a la orilla del camino, que me regala la vista de unas formaciones de hielo hermosas se convierte en mi punto de regreso, y es en donde decido volver atrás. Hoy, hasta aquí llegué, y ese es mi logro, no mi derrota.

Y como escuché en alguna película: “I’m back!” o en otra “volveré para disfrutar de nuevo…”

Ro

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